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Los deberes justos: el debate está servido

los deberes justos de los ninos

Una vez abierto el debate sobre los deberes de los más pequeños en casa, todo el mundo – faltaría más – tiene derecho a expresar su opinión.

No obstante, creo que debería escucharse con especial interés las que provienen del mundo de la enseñanza: maestros, profesores, pedagogos, psicólogos, etc. Y sobre todo, a aquellos que tienen una larga experiencia práctica en las aulas.

Importancia del profesor en la sociedad

Lo que ya no parece tan adecuado, es esa especie de insumisión frente a los deberes por parte de algunas asociaciones de padres, vecinales, etc. Porque por ese camino se desacredita la figura del profesor y, créanme, que la tan cacareada dignificación de la labor docente no es una cuestión que dependa tanto de las retribuciones salariales, como del prestigio que la sociedad le otorgue a su actividad.

Partimos de que la clase expositiva magistral, donde el alumno es un mero receptor pasivo está superada, y que nos movemos en un entorno participativo, personalizado y donde el trabajo en proyectos y en equipo tiene un gran peso.

No obstante, el alumno necesita un tiempo de reflexión en un entorno de tranquilidad, en el que asentar y consolidar los conocimientos adquiridos, redescubrir sus aplicaciones. Un tiempo y un trabajo para ayudar a sedimentar lo realizado en el aula.

Los deberes de los niños

En este caso se cumple el aforismo de que “el veneno está en la dosis” (También si nos bebemos diez litros de agua de golpe resulta  letal). Por eso, creo que una cantidad de deberes diarios, adecuada a la edad de los alumnos, no es dañina sino beneficiosa.

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También, en el entendido de que los deberes no son sólo para el alumno, sino para el profesor. No es de recibo que al día siguiente el profesor solvente la papeleta con escribir las soluciones en la pizarra o enviarlas por Internet al ordenador del alumno.

Educación personalizada

La corrección ha de ser individual, indicando a cada alumno sus errores y, en su caso, los motivos del mismo. Otro argumento, aunque no el más importante, para limitar la cantidad de “deberes” ya que el tiempo y la capacidad de corrección del profesor es limitada.

Por otra parte, podemos dar y entrenar a nuestros alumnos en las mejores técnicas de estudio, pero, finalmente, a estudiar se aprende estudiando y esa es una actividad que requiere silencio, recogimiento y concentración en un entorno adecuado fuera del aula

Es inevitable, también, relacionar el tema de los “deberes”, con una jornada escolar racional y razonable. En este sentido, la “jornada continua” facilita no sólo la realización de actividades extraescolares lúdicas o deportivas, sino el poder dedicarle una hora, de media cada tarde, a la realización de los “deberes”.

Para concluir, ¿Deberes? Si, pero dentro de una jornada racional, y en una medida razonable (no más de una hora diaria).

También deben estar adaptados a la edad y a las circunstancias de cada alumno, y corregidos y, en su caso, comentados, individualmente.

Sonsoles Garrido, tutora de Neuropsicología

 

 

Sonsoles Garrido, tutora del Master en Neuropsicología de IMF Business School

 

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Los deberes justos: el debate esta servido ¿Como asignarlos?

En la actualidad el alumno no es un mero receptor pasivo, estamos en un entorno participativo, personalizado, donde el trabajo en equipo tiene un gran peso.