Si un alumno pide estas cosas a sus docentes o a cualquier educador/adulto que lo rodea, entiendo que como docente ha de ser una persona que facilite el camino a sus alumnos, el camino de la vida.
¿Desde dónde deseo realizar ese acompañamiento? Desde el respeto desde una actitud responsable y desde el afán de favorecer la autonomía y la toma de decisiones de mis alumnos. No quiero ser un consejero sin más. No quiero adoctrinar a nadie. Me gustaría ayudar a la formación de personas creativas, personas autónomas, personas proactivas, personas amantes de la vida.
¿Y cómo puedo llegar a colaborar a formar personas CAPAs? Primero con el ejemplo, sin yo no soy una persona Creativa, Proactiva, Autónoma y Amante de la vida será difícil poder transmitir a mis alumnos esos conceptos, esa manera de mirar la vida, esa filosofía de vida, esa actitud ante la vida.
Como bien señalan los alumnos es necesario mostrar pasión por lo que haces, para ello he de disfrutar con cada instante, mirar la tarea que tengo que realizar como una oportunidad de crecimiento, de conocimiento, de misterio, de pasión, de compartir, de descubrir en el otro, de aprender. Con una actitud de apertura podré abrir la cabeza y los ojos a esos alumnos que están ante mí. Incluir el misterio y la duda para querer saber seguir aprendiendo, para poder hacer tuyo lo que el profesor está explicando es una faceta primordial. No quiero colaborar a construir papagayos e imitadores, quiero facilitar la generación de personas únicas, personas originales, personas genuinas.
Mi vida, mi experiencia será un bagaje decisivo en la transmisión de conocimiento. Todo lo que yo pueda trasladar a mis alumnos a través de mis vivencias despertará su atención y le ayudará a entender y a aprender. Ser uno mismo, adoptar una actitud cercana compartiendo parte de tu experiencia con sus momentos de alegría y con sus momentos de tristeza, de satisfacción y de frustración, de sorpresa y de serenidad favorecerá su capacidad para tener una visión ajustada de la realidad, les facilitará darse cuenta que el error forma parte del aprendizaje, que el esfuerzo es un componente necesario para aprender y que la actitud proactiva es necesaria para avanzar.
Entiendo que como alumnos desean que como docente les facilite el desarrollo de su inteligencia emocional y para ello debo generar con ellos una relación basada en el respeto. Por lo tanto tendré que adoptar una actitud de escucha activa en la que mi objetivo no sea escuchar para contestar inmediatamente dejando claro cuál es mi conocimiento sobre el tema que plantean sino escuchar más profundamente para entender lo que me están planteando y leer no solo lo que dicen sino cómo lo dicen y para qué lo dicen. No puedo limitarme a lo meramente académico sino que debo abordar la parte emocional y relacional de mis alumnos.
No todos tienen el mismo ritmo de aprendizaje ni los mismos tiempos. Sería conveniente poder ajustar esos tiempos y esos ritmos. Para ello es imprescindible conocer a mis alumnos como individuos que forman parte de un todo. No puedo tratarlos como un número de expediente sin más ni como la continuación de sus padres. Son personas únicas que necesitan una atención individualizada. Debo establecer momentos para conocernos, para empatizar, para bucear en la identidad de cada uno de mis alumnos con el fin de colaborar al desarrollo de sus capacidades, de sus fortalezas y a la identificación de sus debilidades para poder encontrar sus puntos de mejora y poder a llegar ser la mejor versión de sí mismos.
En definitiva tanto como adulto/educador o como docente y recogiendo la demanda de estos alumnos quiero ser una persona apasionada con mi propósito de colaborar en el desarrollo de la capacidad de los alumnos para convertirse en personas que toman decisiones por sí mismas y asumen las consecuencias de las mismas aprendiendo del resultado. Personas autónomas que eligen la solidaridad y la empatía como manera de relacionarse y no la dependencia o la obediencia. Personas a las que no se les ha robado la facilidad de crear sino que más bien se les ha potenciado como medio para buscar alternativas. Personas que quieren ser solución y no problema, personas que se plantean como actitud la construcción y no la destrucción. Personas dispuestas a transformarse día a día, sabiendo que no existe la transformación sin acción. Personas en definitiva conscientes de sí mismas.
Verónica Suárez García, alumna del Master en Neuropsicología, Inteligencias Múltiples y Mindfulness de IMF Business School
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