En diversos artículos de este mismo blog, hemos hablado de innumerables aplicaciones que poseen las energías obtenidas mediante técnicas renovables. La obtención energética con los elementos más básicos adaptados a nuestros días mediante tecnología inteligente, ha derivado en la obtención de electricidad mediante nuestras costumbres y acciones más cotidianas.
Una vez obtenida la energía, sea cual sea su fuente, el aprovechamiento de la misma tiene diversas salidas, resultados que son cada vez más sorprendentes.
El tema de este escrito tratará del aprovechamiento de la energía marina que tiene como objetivo la creación de melodías improvisadas al azar de las olas.
Teniendo como predecesor el invento atribuido a la antigua Grecia llamado Hydraulis, profesionales expertos en arquitectura e ingeniería de nuestra época han traído al mundo contemporáneo esta técnica de creación musical mediante la energía de las olas.
Ya en los años ochenta y con material reciclado como estructura, los profesionales Peter Richards y George Gonzales, creador y ejecutor del proyecto respectivamente, llevaron a la costa de San Francisco por primera vez el denominado Wave Organ.
La gran estructura de aspecto rudimentario, y fabricado con mármol y roca procedente de antiguas infraestructuras de la zona, cuenta con 25 tubos de PVC que son los que mediante el empuje del aire por la fuerza del agua, forman los sonidos protagonistas. El espacio se complementa a su vez con diferentes zonas para visitantes, creando así un gran monumento sonoro.
Más cercano a nuestros días, el arquitecto Nikola Bašić, unido a su interés en la mejora estética de la ciudad de Zadar, que tras su reconstrucción posterior a la Segunda Guerra Mundial cuenta con innumerables edificaciones de hormigón, trasladó este proyecto a un inmenso órgano de 70 metros situado en la costa de la ciudad, compartiendo la técnica de su predecesor, pero con 35 tubos de polietileno repartidos en 7 grupos de 5, lo que ofrece, conjuntos de 5 notas totalmente armónicas que son escuchadas por aquellos interesados.
Dos diferentes estructuras, separadas en el espacio y en el tiempo que comparten una misma filosofía de creación de sonidos melódicos que mejoran la calidad estética de la zona así como una gran colaboración con el impacto ambiental.
Se nota por su aspecto actual, que el paso del tiempo y la erosión marina ha dejado huella en el primero de los dos, pero ambos son dignos de mención.
La noticia más nueva de la gran estructura de la ciudad de Zadar, a pesar de sus 10 años de vida, ha saltado a los medios los últimos meses, y ha sido la inspiradora para este post.
Ana Belén Peña, experta en Energías Renovables
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