Hace tres décadas que una gran alarma social por el hecho irrefutable de que la capa de ozono sufría una rotura, hizo que de inmediato cambie la conciencia medioambiental retirando los productos con componentes clorados, utilizados en refrigeración, limpieza y productos en spray.
A día de hoy, tras 30 años de estudios y mediciones, nos transmiten la mejor de las noticias, y es que la capa de ozono ha comenzado a recuperarse. Se han generado 4 millones de km2 de superficie de ozono totalmente nueva.
Los estudios realizados, concluyen que la reducción en el consumo de componentes CFC, comienza dar sus frutos 3 décadas después.
Capa de ozono
Para aquellos generacionales, que nos ha tocado vivir la crisis de la capa de ozono, nos corresponde ahora revivir una situación similar de su homólogo contemporáneo y hermano mayor, cambio climático.
Lo que parece que en su día, nos concienciamos a sustituir por productos de similar eficacia pero no tan dañinos para el ozono, ahora a la sociedad, parece que nos cuesta.
Es posible que la que suscribe, a la tierna edad que tenía en los años 80, no fuera consciente de que en aquella época también habría problemas sociales y económicos, pero sí que le llegaban a sus oídos, la importancia en el cuidado de la capa de ozono que nos protegía, y en el uso de productos adecuados.
Conciencia más sostenible
Ahora en cambio, nos importa mucho más la tecnología y el dinero (necesario por otro lado para que la vida avance) que la transmisión de esa conciencia medioambiental. De que la política y grandes empresas blindan el estado de bienestar social y los grandes cambios que permitirían la mejora medioambiental.
Y a pesar de que se ha demostrado que la situación climática actual ha entrado a una situación prácticamente de no-retorno, resultados como este, reflejan que mediante el trabajo de colectivos especializados, personal interesado y cualificado, nos hacen ver que una adaptación progresiva de diferentes comportamientos, cambios de conciencia medioambiental y un uso adecuado de los medios que tenemos, hacen que la Tierra y su atmósfera, sigan su curso natural de supervivencia y regeneración.
Se podrían dar unas líneas de continuación a este descubrimiento, y como empujón al mismo, dar a entender que se tendrían muchas más posibilidades de superar el calentamiento global con el uso de tecnologías de generación limpias, eliminación de combustibles de origen fósil, y una re-educación en materia de reciclaje y reutilización de residuos.
Y, a riesgo de crear un pensamiento bastante ambicioso, igual se podría pensar que en otros 30 años más, podríamos estar publicando un artículo similar.
Ana Belén Peña, experta en Energías Renovables e Ingeniería Técnica en Topografía por la Universidad Politécnica de Madrid.
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