Las petroleras siguen con márgenes elevados

La actual Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha denunciado que las petroleras han incrementado sus márgenes en más de un 25%, con lo que eso implica para el bolsillo de todos los consumidores, y eso que las estadísticas europeas justifican que los carburantes en España no tienen las mayores tasas impositivas de toda la Unión Europea.

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Además hay que tener presente que las principales estaciones de servicio existentes en España (de las compañías REPSOL, CEPSA, BP), muestran siempre unos precios muy similares, y con unos valores siempre superiores a los de las estaciones de servicio independientes.

A la vista de lo anterior, es preciso, al igual que ya se ha solicitado en muchas ocasiones para el sector eléctrico, que haya una auditoría independiente del sector de los hidrocarburos, para conocer realmente cuáles son los costes del sistema que justifiquen los precios de manera clara ante la ciudadanía, sobre todo por la repercusión que este sector tiene sobre la economía nacional. Asimismo, es preciso que haya una libertad absoluta de instalaciones de gasolineras en todo el territorio nacional, como sucede en otros países europeos, ya que la propia entra de otros agentes en el sistema y la competencia es la que posibilitaría la existencia de precios adecuados.

 

 

 

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Una respuesta

  • Hola José Javier:
    Este es un ejemplo más de los abusos del oligopolio energético en España, con la connivencia del Gobierno; no nos olvidemos de una cosa: una gran parte del precio del carburante corresponde a impuestos, cuanto más sube, más dinero va a parar a las arcas del Estado. El ciudadano tiene derecho a saber – como pagador de impuestos que es – a saber cual es el desglose del precio de los carburantes; saber qué estamos pagando realmente.
    Por otra parte, además de la libertad de gasolineras, una solución alternativa es la promoción del coche eléctrico en las ciudades. Actualmente estos coches son aún caros, pero si se establecen los incentivos adecuados para su adquisición, su uso proliferaría mucho más en las ciudades, y al ser su consumo – en términos económicos – mucho menor que el de los vehículos convencionales, obligaría a bajar el precio del carburante, y de paso disminuirían los problemas ambientales y aumentaría la calidad de vida en las ciudades.

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