Si, eso es, existe un riesgo laboral que nos hace más estúpidos según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Syracuse. La conclusión a la que han llegado los autores del estudio es que en las oficinas con ventilación normal, los niveles de contaminantes y dióxido de carbono (CO2) afectan de manera negativa a las capacidades cognitivas de los empleados.
Es cierto que el ambiente físico de trabajo, entendiendo como tal la temperatura, la humedad, la cantidad de luz, la calidad del aire, etc, influye en los trabajadores que realizan actividades en el interior, de tal manera que si son inadecuadas producen malestar en los trabajadores y su labor se verá afectada.
La concentración de CO2 interior
La concentración de dióxido de carbono en un ambiente interior puede aportar información sobre distintos aspectos y circunstancias de un edificio tales como la posibilidad de efectos sobre la salud de sus ocupantes, correlación con problemas y quejas por olor o como dato para estudiar la ventilación de un local.
La medición de la concentración de CO2 es el método utilizado para valorar la calidad del aire interior en los lugares de trabajo y esta concentración se relaciona directamente con la ventilación de un local.
El sistema de ventilación empleado y, en particular, la distribución de las entradas de aire limpio (aire exterior) y salidas de aire viciado, deberán asegurar una efectiva renovación del aire del local de trabajo.
Contaminantes
1. Contaminantes químicos provenientes del interior
Muchos de los elementos que provocan la contaminación del aire interior provienen del interior del propio edificio. Los adhesivos, colas, pegamentos, enmoquetado, tapicerías, elementos de madera, fotocopiadoras, insecticidas, productos de limpieza, PVC, etc., pueden emitir compuestos volátiles orgánicos, como son los formaldehídos.
Esto causa una variedad de efectos nocivos para el aparato respiratorio.
Las investigaciones han demostrado que algunos de estos agentes nocivos pueden causar efectos crónicos y agudos contra la salud cuando se encuentran en altas concentraciones, mientras que otros son directamente cancerígenos. Incluso las concentraciones bajas o moderadas de estos compuestos volátiles orgánicos, pueden producir reacciones agudas.
2. Contaminantes químicos que provienen del exterior: el aire proveniente del exterior también puede ser una fuente de polución en el interior.
Ejemplos pueden ser los gases provenientes de escapes, chimeneas, salidas de aire de cocinas o cuartos de baño del mismo edificio o de otro ajeno, etc. Todos ellos pueden penetrar al interior del edificio a través de tomas de ventilación mal colocadas, ventanas, u otro tipo de elementos abiertos al exterior.
3. Contaminantes Biológicos: las bacterias, mohos, polen y virus son algunos tipos de contaminantes biológicos. Pueden crecer en aguas estancadas acumuladas en conductos, humidificadores o secadores, acumulaciones de goteras o fugas; o en el enmoquetado o en los aislamientos. Las vías de transmisión pueden ser insectos o excrementos de aves, que contengan dichos agentes contaminantes biológicos. Un buen ejemplo de estos contaminantes biológicos puede ser el virus de la legionella.
4. Agentes físicos: iluminación, ruido, vibraciones, ambiente térmico, humedad relativa, ventilación.
5. Agentes psicosociales: organización del trabajo, promoción, relaciones interpersonales, control de las condiciones ambientales.
6. Ventilación inadecuada: generalmente la ventilación suele estar bien diseñada, pero su funcionamiento suele ser el factor deficitario.
Para hacer de tu centro de trabajo un lugar seguro debemos mantener estos contaminantes dentro de los niveles adecuados.
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